Titulo: Ilusiones
Fandom: Kuroshitsuji
Claim: Sebastian/fem!Ciel
Desafío: Dotación anual de Crack!
Reto: Marry you
Advertencias: Gender bender, romance hétero, angst. Spoilers del final de Kuroshitsuji II
Palabras: 1643
Disclaimer: Kuroshitsuji no me pertenece, es de Yana Toboso. Hago esto por mera diversión.
Resumen: "Incluso si te comes mi alma eso estaría bien, porque entonces sería parte de ti" pensaba la condesa, mientras se daba cuenta de que la venganza ya no lo era todo para ella.
Notas Adicionales: Ahora me estoy organizando mejor y lo he hecho con tiempo :9 así que está presentable. Siempre pensé que el final de Kuro me sonaba a parodia de un matrimonio XD he ahí la razón de este fic. Gender bender porque amo a Ciel versión Lady XD y para hacerlo más crack.
Ilusiones.
La condesa Phantomhive tenía un
segundo nombre. Y ese era venganza. Jamás olvidaría la noche en que su vida y
su inocencia se hicieron añicos, así como nunca dejaría de recordar y maldecir
a las bestias que la humillaron. Ni mucho menos dejaría de lado la razón del
por qué ese demonio estaba ahí junto a ella, sirviéndole a cambio de su alma.
Pero a veces se sorprendía deseando
que fuera por algo más, que ese demonio tuviera otra razón para estar ahí con
ella. A veces, pensaba, le dolía recordar qué tan desamparada se había
quedado. Y pensaba tontamente en que no
quería quedarse sin nadie. Y mientras lo recordaba ahora, se reía, porque
siempre estuvo en realidad sola.
Lloraba a veces al principio, cuando
la voz no le salía y las lágrimas silenciosas caían por sus mejillas, pero no
gritaba como en la jaula. Su mano, esa
porción de piel oscura y de largas uñas
la tocaba cerca del rostro y quitaba sus lágrimas. Y al alejarse, otra vez
usaba el guante blanco que siempre estuvo ahí y que sólo se dejaba ver al final de sus pesadillas
cuando su imagen las ahuyentaba. Ciel pensaba que era irónico que un demonio la
salvara mientras los ángeles prefirieran ignorar sus plegarias. Luego sabría
que un mismo ángel causó sus desdichas. ¿A dónde iban sus plegarias? No al
cielo por supuesto.
Terminaba por guardárselo todo,
porque en su vida sólo había espacio para una cosa: venganza. Lo demás, se dijo
ese día, ya no le importaba. Qué equivocada estaba en ese entonces. Qué niña e
inocente era en aquellos días. Hasta que ese demonio la sedujo con su
elegancia, sarcasmo y fastidiosa eficiencia. Y la pervirtió. Porque de pronto
se hallaba deseándolo a su lado y en su cama de princesa, buscando la compañía
de un plebeyo. ¡Qué desfachatez tenía ese mayordomo para encandilarla de esa
forma! ¡Para que lo deseara tanto que hasta le doliera!
Pero un día, se dijo, todo acabaría.
Y ese día llegó. Sólo que se sorprendió abriendo los ojos cuando se suponía
solo habría oscuridad. Cuando vio el anillo recién puesto en su dedo por su mayordomo, pensó tontamente, que su
maldito anhelo se estaba cumpliendo, que todo lo demás había sido parte de un
mal sueño y que ahora podía al fin darse el tiempo de ser medianamente feliz.
Obviamente se equivocaba.
Era como si hubiera olvidado algo,
pero que nadie quisiera decírselo. No
importaba, se decía. Mientras pudiera completar su venganza todo carecía de
interés para ella. Otra vez, cuán equivocada estaba.
— ¿Qué pasará con mi alma cuando la
devores? —se sorprendió preguntándole una tarde mientras su mayordomo le servía
el té. Y él, con su usual sonrisa burlesca le contestó alcanzándole la fina
taza.
— ¿Le preocupa?
—No realmente—contestó, sintiendo de
pronto que esa conversación la había tenido antes. Pero luego, para su
sorpresa, mientras observaba el ventanal de su despacho le dijo con poca
importancia:
—Quería saber si tú sentías algo
cuando devoras un alma, eso es todo.
—Algunas almas son inconsistentes y
su sabor apenas me satisface, pero usted… —Ciel volvió la mirada de su único
ojo sano hasta su mayordomo y vislumbró ese brillo carmesí. Era evidente que el sólo hablar de su alma le excitaba—…
usted es un manjar: una de esas raras almas que permanece pura entre la
oscuridad, el alma que todo demonio sueña con probar. —Casi como si hubiera
olvidado su posición, el del ama y su sirviente, tocó su cabello y deslizó la mano por su
rostro hasta bajar al parche que fue
cayendo con su leve tacto. La condesa Phantomhive abrió su ojo y reveló su
marca, sabiendo que eso era lo que su mayordomo quería ver: la prueba de que le
pertenecía a él y nadie más que a él.
—Sebastian…—Ese nombre de perro que
le había dado. ¿Cómo osaba ese mayordomo a acercarse tanto a su ama? Era
impropio, era incorrecto y sumamente reprochable, pero no le dijo nada. Su
cuerpo estaba paralizado, ansiando algo que ella no entendía y que su cuerpo le
pedía. Cómo si pudiera mover las piernas que le tiritaban bajo la falda, cómo
si de repente pudiera apartar la cara
para impedir ese beso que bien sabía deseaba.
Pero ese beso jamás llegó. Él la
tentó y al final la dejó ansiando. Quería el muy maldito que ella se lo
ordenara, que saliera de su propia boca que lo necesitaba. Le bastaba sólo con
ver esa socarrona sonrisa para saberlo. Cómo odiaba a ese estúpido mayordomo
demonio. Por supuesto que no le dijo que
siguiera. Y le fastidiaba saber que aunque no dijera nada él lo supiera todo.
Otra vez iba a dormir sola en esa
cama que le quedaba grande. En tanto su mente fantaseaba con su compañía, embriagante
como el alcohol, adictivo como el opio. En su cabeza se dibujaban imágenes
incompletas de un vals de cuyo mero pensamiento era impropio para una joven
como ella. Le avergonzaba extrañamente. Con el tiempo dejó de hacerlo. Es que quizás lo quería tanto que ya poco le
importaba.
Que él no la quería, se decía una y
otra vez cuando lloraba con su almohada, sabiendo que probablemente él sabía
que lloraba y enloquecía por su ser. Pero era un demonio a fin de cuentas ¿no
era eso lo que hacían los demonios? Con razón era pecado. Se sufría demasiado
deseando ser correspondida por un monstruo que sólo la veía como la cena. Que
el amarlo como lo amaba, porque era una mujer tonta como todas las otras que se enfermaban de amor
al final, dolía demasiado.
Y ahora se encontraba sumergida en
las aguas de un mar que se la llevaba, sin saber si él vendría esta vez por
ella, porque no le convenía incluso si la perdía. No quería moverse, quería que
fuera él que tomara la decisión. Que sufriera como ella, que la locura lo
llevara a tomar la peor elección, que su apetito fuera más fuerte que su razón.
«Sufre», le deseaba desde su
interior al momento de recogerla. Sus
ojos se abrieron y toda esperanza de ser correspondida se acabó en el momento
en que él la atravesó con su mano.
«Demasiado
tarde » Era el fin y lo sabía. Incluso para sus sueños. Toda ilusión de ser
feliz a su lado se había desvanecido junto con todo vestigio de su humanidad.
Por siempre, se repitió en su mente, Ama y mayordomo.
—Es como si estuviéramos por
casarnos— le comentó antes de subir al carruaje habiéndose despedido de todo lo
que alguna vez pudo hacerla verdaderamente feliz, pero que había dejado hace
mucho motivada por su mayordomo para completar su venganza. Para el beneficio
de ese demonio. Los sirvientes se despedían entre lágrimas y poco a poco se fueron perdiendo de vista a
través de las ventanas. Ciel suspiró. Un demonio que mentía, un demonio que
sólo era capaz de fingir el exterior, la superficie de cualquiera de sus
deseos. No podía sentir pena por él, ya
no.
Que le dijera tan de frente que sólo
le servía porque ansiaba devorar su alma le dolía. La quebraba por dentro.
Podía liberarlo si quería, mas no tenía la intención de hacerlo. Él merecía ese
sufrimiento por haberla hecho tan infeliz.
—Y como dije sí a esa orden, ahora
estoy obligado a servirle aunque no pueda comer su alma—dijo, su marca del
contrato al descubierto, prueba de que era suyo. Sólo por haber dicho sí a esa
orden en aquel jardín de rosas se había condenado para siempre a una eternidad
de sufrimientos sin recompensa alguna.
— Aquella vez hice el contrato
contigo—rememoró los recuerdos de esa niña desesperada, angustiada y desolada—,
eras la delgada tela de araña a la cuál me aferré. Si no hubieras estado ahí o
si yo hubiera dicho no a tu propuesta, probablemente habría muerto.
Honestamente, no sé si habría elegido que me asesinaran si hubiera sabido lo
que iba a pasar después estando a tu lado. —Él sólo la miró—. Estaba perdida de
todas maneras.
En ese campo cubierto de flores
blancas y negras él la tomó en brazos, como un novio que carga a la novia. Sólo
le faltaba el vestido blanco, inmaculado: con una pureza que hace mucho había
perdido. Se aferró a su hombro y se deshizo también de ese sueño.
—Cuando acepté el contrato, fue como
si hubiera aceptado casarme contigo. Mi cuerpo, mi alma, mi vida… todo te
perteneció a ti desde el momento en que viniste a mí, Sebastian. Yo ya me
habría resignado a que mi alma fuera devorada con tal de pertenecerte y ser parte
de ti. —Lo observó con severidad—. Pero tú
me engañaste y ahora meces sufrir de la misma forma en que me quitaste
toda ilusión de vivir. —Su silencio le dio a entender que, sin ánimos algunos,
aceptaba su condena.
Ciel miró las flores desprender sus
pétalos al aire, tan perfecto que todo podría haber sido de la forma en que lo soñó. Miró su vestido negro y de encaje y
se dio cuenta de que no le importaba. Repentinamente, se sentía feliz incluso
sabiendo que al final de todo iría al lugar donde humanos y demonios iban al
final. Algún día, quizás, pensaba.
—De alguna forma me siento bien—le
comentó a su mayordomo, sintiendo como si fueran a pasar por el umbral de una
puerta. Se aferró a él—. Es como si hubiera despertado de un largo y profundo
sueño.
—Y yo en cambio siento como si
hubiera ganado una maldición. —Habría sido gracioso si no lo hubiera dicho con
ese semblante tan triste.
—Eres mi mayordomo.
—Soy su mayordomo, por toda la
eternidad.
—A partir de ahora, sólo me
responderás con estas palabras.
—Yes,
my lady.
FIN
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ResponderEliminarya te afilie, tu blog esta bonito, sobre todo por los colores o.o (la verdad, el violeta es uno de mis favoritos). Gracias por pasarte <3
ResponderEliminaraww gracias! oie aprovechando que te gusta escribir fanfics te invito a participar a un concurso en mi blog que se trata de esto precisamente xD espero te animes, lo cheques y te inscribas >.<
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarGracias por afiliarme, ya agregué tu gif en mi espacio!
Saludos!